DRZ400SM
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Todo empieza con una Suzuki DR-Z400SM de 2008 que fui a comprar a Málaga con mi padre. Desde el primer día supe que iba a ser un proyecto personal: yo mismo hice todo. Instalé los gráficos, los puños, paramanos, tapicé el asiento, cambié los espejos y el faro, y le puse vinilo en las llantas con el diseño 50/50. Cada detalle llevaba mi toque.
Empecé a usarla en octubre, y fue la moto con la que más disfruté hasta la fecha. Pero con el tiempo empezaron los contratiempos: primero se rompió el escape, lo reparé y cambié la fibra; después se gripó el motor, y en lugar de rendirme, decidí rehacerla desde dentro. Le monté un big bore de 94 mm, un kit Athena 434 cc, revisé todo el motor, hice el reglaje de válvulas, limpieza completa y ajustes finos de carburación. También instalé el tacómetro y la dejé lista justo como quería.
La semana que terminé la moto fue la misma en la que tuve el accidente. Un taxi me cortó el paso, cruzando una línea contínua y la moto quedó destrozada: tija, colector, rueda delantera, radiador, plásticos… prácticamente todo.
Han sido 2 meses en cama, me reventé la pelvis, el brazo, la c4-c5, a punto de reventarlas, y llevo 3 aprendiendo a andar, y de rehabilitación.
Han pasado cinco meses desde entonces y aún no me han pagado ni el valor venal, pero sigo decidido a renovarla pieza por pieza.
Para mí, este proyecto va más allá de reparar una moto: se trata de darle una segunda vida a algo que me costó esfuerzo, horas y pasión. Con esta restauración quiero dejar la DR-Z aún mejor que antes del accidente, demostrando que aunque se caiga, siempre puede volver a levantarse.