NISSAN PATROL DE LA DANA

En primer lugar, mi nombre es Edgar Sanchis Descals, tengo 20 años y estoy estudiando un FP de Mantenimiento Aeronáutico. Debido a mis estudios, no puedo trabajar, y con los pocos medios de los que dispongo, no me siento capaz de reunir el dinero necesario para completar esta restauración.

Este Nissan Patrol lo compré un mes después de los acontecimientos en Valencia, con los escasos ahorros que había logrado reunir. Cuando lo encontré, estaba en un parking subterráneo en Chiva, junto al barranco del Poyo, y había sufrido graves daños a causa de su ubicación y el tiempo transcurrido.

Lejos de desanimarme, sentí que era mi responsabilidad devolverle la vida a este precioso 4x4, que para mí ya no era solo un coche, sino un proyecto lleno de ilusión y esperanza. Finalmente, pude recogerlo con una grúa en un descampado donde había sido remolcado, y desde ese momento comenzó una historia de esfuerzo, paciencia y dedicación que todavía continúa.

La recogida del vehículo supuso un gran desafío, ya que se encontraba rodeado de otros automóviles y, tras haber permanecido un mes sin ser limpiado, presentaba los frenos y las ruedas completamente bloqueados.
Asimismo, las ruedas estaban totalmente desinfladas, lo que dificultó aún más la labor, pues fue necesario sustituirlas por otras.

Antes de comenzar, fue necesario limpiar y desbloquear tanto los frenos delanteros como los traseros.
Seguidamente, desmonté los asientos, ya que la humedad y el olor que desprendían resultaban muy desagradables.

El principal objetivo era desmontar todo el interior con el fin de evitar la corrosión del suelo del vehículo y la putrefacción de los asientos y tapizados.
Esto resultaba especialmente importante, ya que conseguir cualquier pieza del Nissan Patrol K260 es cada vez más complicado y, sobre todo, mucho más caro.

Se vació el aceite del motor (salieron varios litros de agua junto con el aceite) y se retiraron los calentadores para poder drenar el agua acumulada en los cilindros.
Más tarde, tras varios intentos con mucho arranque, logré ponerlo en marcha, aunque no funcionaba correctamente, por lo que decidí sustituir el motor.
Para extraer el motor, dado que no dispongo de una grúa, tuve que utilizar un polipasto.

Adquirí el motor a través de una página de compraventa de segunda mano. Se encontraba muy sucio y deteriorado, por lo que fue necesario realizarle una restauración completa.

Finalmente, el motor quedó completamente restaurado y puesto a punto, tras realizarle una importante intervención, ya que cuando lo adquirí de segunda mano se encontraba en pésimas condiciones.
Con mucha paciencia, y con la ayuda de mi padre, logré montarlo y ponerlo en marcha.

Seguidamente, una vez conseguí que el motor funcionara de manera aceptable desde el punto de vista mecánico, decidí iniciar el proceso de lijado y pintado, a pesar de no contar con una cabina de pintura ni con herramientas específicas para lijar.
Además, tuve que comprar un pistola de pintar bastantate enconomica pero efectiva.

En conclusión, el coche aún se encuentra sin pintar y sin terminar. Lamentablemente, no dispongo de los recursos necesarios para adquirir las herramientas que me permitirían finalizarlo como se merece: un compresor, mangueras, un decantador de agua, filtros, entre otros.
Además, el vehículo necesita una puesta a punto general: revisión de la caja de cambios, diferenciales, silentblocks, amortiguadores y el radiador de agua, que actualmente está corroído y pierde líquido.

A pesar de todo, sigo guardando la esperanza de poder terminarlo algún día. Este coche no es solo un proyecto; representa muchas horas de esfuerzo, dedicación y aprendizaje. Cada tornillo y cada pieza tienen detrás momentos de frustración, pero también de orgullo.
Lo he hecho con mis propias manos, con la ayuda de mi padre, y aunque aún queda mucho por hacer, para mí ya es un logro haber llegado hasta aquí.