Project Kaizen
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Kaizen” significa mejora continua, y es exactamente el espíritu de este proyecto.
Se trata de una Suzuki GS500 del 89, una máquina clásica a la que estoy dando una segunda vida con inspiración japonesa de los años 90: líneas simples, agresivas y llenas de carácter.
Ya he trabajado las tapas laterales en fibra de vidrio, moldeadas a mano para darle una silueta más limpia y compacta, pero aún queda mucho camino por recorrer: revisión de motor, ajustes estéticos y afinado de detalles que la transformarán en una streetfighter de alma japonesa, mezcla de tradición y rebeldía.
Este proyecto no busca la perfección inmediata, sino el proceso — el arte de mejorar cada día algo, con paciencia, grasa y pasión.
Una moto hecha en el garaje, con las manos y con el corazón, siguiendo la filosofía del Kaizen: avanzar sin parar, hasta que cada pieza refleje el alma que la mueve.
Paso 1: Renacer de una gs500
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La moto llevaba casi 20 años parada. Era de un familiar y, cuando me la dio, decidí ponerme manos a la obra para devolverle la vida. No soy mecánico, pero siempre me ha gustado trastear y aprender por mi cuenta.
Empecé poniéndola al día para pasar la ITV, revisando lo básico y dándole una buena puesta a punto. Luego me metí con la parte estética: trabajé las tapas en fibra de vidrio, compré algunas piezas rotas y fui dándole forma poco a poco.
Aún le queda mucho trabajo, pero creo que con algo de presupuesto puede salir algo muy guapo. Vi que hiciste un proyecto similar y me inspiró bastante — aquel con la amortiguación de un R5, si no me equivoco.
Soy de Madrid, tengo 28 años, y este proyecto es mi manera de combinar dos pasiones: las motos clásicas y la cultura japonesa de los 90.